jueves, marzo 22, 2012

Entropía Ediciones – ¿Guerra social o guerra contra la civilización?

¿Liberación animal o total?

¿Veganismo o salvajismo?

¿Rupestres o ilustradxs?

¿Para dónde va la cosa? Sin dudas, hacia la autodestrucción. Al paso que vamos, a lxs humanxs nos quedan los años contados. Por lo mismo, no podemos quedar indiferentes ante estos cuestionamientos.

De nada sirven las estadísticas ni rigurosos estudios, cuando todo esté por reventar, nadie estará pendiente de corroborar los cálculos. De nada sirve la moda capitalista amigable con el medioambiente: “Nuevas bolsas biodegradables, no se demoran 400 años en descomponerse, tan sólo demoran 10”… ¡Oh, que bien!

Como ya dijimos, no creemos que el mundo vaya a cambiar. Por lo mismo, no encontramos una guerra más válida que otra. Preguntarse qué es más primordial, si quemar un cuartel policial, un laboratorio de nanotecnología o un matadero es igual de útil que preguntarse qué es mejor: ¿liberar a un visón o a un beagle? Es incomparable. En este sentido, no compartimos fines con Ted Kaczynski.

No se trata de liberar a una u otra especie (entiéndase las razas animal y humana tanto como la Tierra), sino que de liberar lo que sea que esté bajo dominación. ¿Qué es más agradable: ayudar a un perro celoso o a un humano preso? ¿Ayudar a un lameculos o a un perro de laboratorio? No se trata de razas, sino de actitudes.

En la polémica por la última editorial de Rabia y Acción, salió a flote el si se debe o no liberar a un animal enfermo. Firmes, nos quedamos con la gente de Culmine: sí, es muy probable que el animal no pueda sobrevivir, enfermo, en un ambiente salvaje… pero por lo menos lo habrá intentado. ¡La fuerza animal es desconocida, incalculable!

La vida salvaje no es sinónimo de un veganismo imposible. El veganismo sólo es imposible en seres inconscientes, y en quienes no tienen corazón, como lxs carnicerxs. Podemos volver a una vida sencilla, siempre conscientes de que, gracias a nuestra empatía y desarrollo cerebral, podemos evitar sufrimiento innecesario. Kaczynski lo sabía, otra cosa es que por su paranoia anti-izquierdista no fue (ni es) vegano.

Un último tópico es el de racionalismo e irracionalismo. Aquí queremos hacer un tirón de orejas a quienes ven, en la lucha, sólo dos caminos: usar la razón o usar la emoción. Al igual que en un ecosistema, debemos mantener en equilibrio nuestro corazón y cerebro. No podemos llevar a cabo una lucha sin pensar, ni tampoco podemos luchar sin sentir. La violencia, el odio, el amor y el compañerismo son sentimientos natos del humano y muchas veces son causados, motivados, por el pensar (¡a la mierda con eso de que la violencia no es natural de lxs humanxs!). Ustedes, nosotrxs y todxs quienes nos vemos –aunque sea a la distancia- los ojos en esta lucha contra sea lo que sea, sabemos que hay que congelar el corazón en el momento de actuar.

No queremos aunar fuerzas, todo lo contrario: queremos que el enemigo sea atacado por todas partes.

Pese a las diferencias, muchas gracias por ayudarnos a afinar la puntería.

por entropiaediciones.noblogs.org

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